El trabajo de reflexión que desarrollamos en el noroeste nos llevó a pensar en la transformación y en la fosilización de algunas instituciones. En esta puja política por la resignificación de los espacios, el Centro Cultural Haroldo Conti, es un lugar paradigmático para pensar la historia argentina desde un presente que nos desafía, en un lugar que funcionó como centro clandestino de detención y que es hoy un espacio de construcción de la memoria.
Consideramos que como artistas de la generación que nació durante la dictadura es una apuesta habitar el predio. Somos conscientes de que heredamos del período dictatorial transformaciones en la esfera de la política y un modelo de acumulación económica, que pretende perpetuar esquemas de marginación social. Nuestra praxis artística se enmarca en la esfera de las disputas simbólicas, que también se vieron vaciadas o silenciadas durante el período. Las investigaciones buscan abrir el diálogo y la discusión en el presente, con los diferentes modelos de país de nuestra historia y contemporaneidad.