Empezamos a pensar este proyecto en el 2008, cuando intuíamos que el Bicentenario sería un año donde desde todos los ámbitos, desde el Estado los medios de comunicación, las instituciones culturales, las organizaciones populares, lo público y lo privado, desde las diferentes posiciones políticas, se esbozarían discursos sobre qué es el Bicentenario, y qué fue, es y será la Argentina. Intuímos que cada postura, según sus intereses, rescataría de estos 200 años de historia lo que se adecúe al relato que sostenga y justifiqué el presente que quiere construir. Como artistas elegimos para pensar nuestro pasado y presente salir de Buenos Aires y viajar hacia el norte más extremo del país, a la Provincia de Jujuy, donde la idea del Bicentenario, aunque desde los aparatos institucionales se reproduce, se desvanece ante la presencia de las culturas milenarias que aún habitan la Quebrada.
Durante dos años los artistas que conforman Bicente nos reunimos regularmente para compartir y discutir nuestros proyectos y reflexionar desde ellos sobre nuestra historia y nuestro presente. En julio de este año viajamos a Jujuy con diez proyectos que al llegar a la Quebrada, como la idea del Bicentenario, también se desvanecieron y tomaron nuevas formas. El hecho de movilizarnos fue en sí mismo una práctica artística, donde se pusieron en movimiento diálogos, ideas, relatos, lenguajes, polémicas, etc., que nos permitieron repensar nuestra práctica y puntos de vista. Eso se materializó en la muestra que dimos en llamar Parada Quebrada. La misma tuvo lugar en el Museo Regional de Pintura José Antonio Terry y Museo Arqueológico Dr. Eduardo Casanova en agosto del presente año.
Javier Barrio
Visitó Calahoyo, partido de Santa Catalina, en el límite con Bolivia donde conoció a los Portal, padre e hijo que hace veinticinco años encontraron los fósiles de un gliptodonte a 3600 metros de altura. Reclaman que el “animalito” sea exhibido en un museo a construir en su propio pueblo, luego de su puesta en valor en la vecina Cieneguillas. El hallazgo se presenta como una oportunidad de visibilidad para las seis familias que viven en Calahoyo, buscando salir de la “marginalidad cartográfica” impuesta por el Estado desde los trazados ferroviarios. Por otro lado, por el cacerío de Calahoyo fue un punto central en el intercambio comercial y la confluencia política de la región durante el período incaico, ya que por ahí cruzaba el camino real e cinluso llegó a funcionar como tambo real. Capas geológicas e históricas del Portal de Calahoyo.
Agustín Blanco
Modelo Centrífugo es un cilindro de adobes en cuyo interior discuten distintos modelos de país. Los modelos están presentados mediante hojas de libros señalizadas y fotografías callejeras de carteles de propaganda política, o de extrañas paradojas urbanas relacionadas a lo "nacional".
Maria de San Martín
El Santo, la Espada, el Diablo y La Quebrada consiste en un audiovisual y fotogramas donde se ve a la artista, disfraza de San Martín, recorriendo Tilcara. Un Libertador pensando, planeando, dialogando con la gente del lugar; luego cabalgando por los cerros. Pero también un Santo que se transforma en Diablo.
Claudia Facciolo
Interviniendo la muestra Malón de la Paz, exhibida desde el año pasado en una de las salas de mayor visibilidad del Museo Arqueológico Eduardo Casanova, Claudia polemiza con los montajes “cosificadores” de los museos; señalando que en su búsqueda por un lenguaje didáctico y/o decorativo, muchas veces distorsionan los hechos que se abordan y hacen “puestas en escena” o incluso “ficciones” de temáticas complejas que merecen un abordaje visual más serio. Al reutilizar los maniquíes del primer montaje, poniéndolos de espaldas, para mostrar su deterioro y su forma de construcción estereotipada, y al renombrar la muestra Malón de la Paz (título dado por los medios de comunicación que cubrieron la marcha) como Caravana de la Victoria (verdadera consigna elegida por los descendientes de los pueblos originarios que reclamaban a Perón por sus tierras), la artista vuelve a otorgar todo su espesor significativo a dicho reclamo de mediados del siglo XX como protesta. En el mismo sentido crítico también intervino vitrinas, siguiendo el estilo de las liquidaciones comerciales, con la pintada COSIFICACIÓN. Dentro mostró fotografías tomadas en el Museo Etnográfico de Buenos Aires, otras durante actos escolares por los festejos del Bicentenario y registros del “cotillón” dispuesto a la venta para el último mundial de fútbol. Además situó en este contexto la serie de postales Greetings from Buenos Aires: reelaboraciones digitales a partir del formato de una postal extranjera.
Aurelio Kopainig
Crop Culture es una colección de investigaciones acerca de problemáticas vinculadas a la agricultura industrial, la ingeniería genética, la expansión de monocultivos en contraste con las formas de agricultura familiar. Sus interrogantes: ¿cuántos son y para qué existen organismos manipulados genéticamente?, ¿cuáles son las consecuencias de la producción de semillas industrializada?, ¿qué diferencias aparecen entre las situaciones de laboratorio y el uso deplantas transgénicas en la práctica?, ¿qué planes han sido pensados para el futuro?
Mara Kraay Caso
Partiendo de la idea: una Nación también se construye por múltiples “formas de habitar(la)”, Mara recorrió Tilcara y Maimará charlando con algunos de sus pobladores. En estos encuentros, registró con dibujos y fotografías, tipos de hogar (interiores y exteriores) de diferentes épocas y pudo conocer problemáticas sociales locales, muchas de las cuales esperan respuestas urgentes. Así conoció las historias de Cayetana y de Adela, a quien un “volcán” le arrastró su casa.Este trabajo permite una reflexión sobre los lugares que habitamos y como los habitamos, sobre como los modificamos y como estos nos modifican, es decir la cultura que dentro de estos espacios se practica.
Julia Mensch
La instalación Cuando tenga la tierra sembraré las palabras cuenta la historia de campesinos, lugareños y militantes que conoció en su recorrido por Maimará, la Comunidad Kolla Aborigen de Finca Tumbaya, Palma Sola y San Pedro. Fotografías, objetos y una crónica de viaje relatan las formas de vida y lucha de estos jujeños que desafian al poder político y económico, oponiéndose a la agricultura industrial, los desmontes, la usurpación de sus tierras, tradiciones y culturas.
A partir de entrevistas a Hortencia, una tejedora de la plaza de Tilcara, Mayela, una de las secretarias de la cooperativa agrícola Cauqueva, e Inti, una estudiante; Aimé trabajó en relación a sus nombres. Los eligió porque le resultaban, como el suyo, poco comunes.En Jujuy muchos de ellos nos hablan de la descendencia de los pueblos originarios y de la fuerte influencia católica por la conquista. Durante esos encuentros además les pidió prestadas, o registró ella misma, fotografías que luego tradujo en acuarelas. Su instalación presenta un audio con la edición de las cuatro entrevistas y las acuarelas en portarretratos sobre una mesa.La artista eligió también sumar la historia de su propio nombre: homenaje a Aimé Painé, cantante y reivindicadora de los derechos mapuches – tehuelches, a quien sus padres vieron cantar en El Bolsón en 1982. El título, Olga Elisa Painé, remite al nombre legal de la cantante-militante; cuando ella nació no se permitía inscribir a niños con nombres mapuches en los registros civiles.
En su visita a Tilcara, a partir del reconocimiento de la arquitectura local y el contexto paisajístico, Gachi se ocupó de localizar los mismos puntos de vista (calles, esquinas, plazas) que en el verano de 1920 le permitieron a Léonie Matthis (1883, Troyes, Francia - 1952, Turdera, Buenos Aires), invitada por el artista José Antonio Terry, conocer y pintar por primera vez la Quebrada, profundizando en el análisis de los fenómenos atmosféricos observables.
Luego, a partir de su propuesta “un diálogo de imágenes”, Gachi trabajó performáticamente al “plein air” con la misma técnica del “gouache” (témpera sobre papel) utilizada por Léonie en Jujuy, pero ahora privilegiando la reflexión sobre el paso del tiempo, las modificaciones del contexto norteño y la recepción de los vecinos tilcareños.
Yamil Wolluschek
Eligiendo como lugar de trabajo la biblioteca del Museo Arqueológico, Yamil continuó sus investigaciones acerca de los “usos” que se le han dado a la figura del cóndor como imagen constructiva de nuestras identidades: "autoridad" para los pueblos originarios, su apropiación en la "ensayística de interpretación nacional" y en textos programáticos políticos, como imagen del "intelectual", nombre de acciones aéreas, el "Plan Cóndor", entre otros ejemplos. Para ello, seleccionó, organizó y superpuso en formato de collages, documentos visuales y escritos recortados de revistas y libros ya adquiridos durante “paseos” por “librerías de usados” en Buenos Aires. En Tilcara, teniendo la posibilidad de interactuar diariamente con el público visitante de la biblioteca (estudiantes, docentes e investigadores), también incorporó a sus montajes impresiones de otras fuentes consultadas en el propio museo (diccionarios, tesis), en bares (diarios) o recomendadas por los vecinos (posters, fotografías).